Jon cayó de rodillas. Encontró el puño del arma y se la arrancó. En el aire frío de la
noche la herida humeaba. –Fantasma– susurró. El dolor lo inundó. «Clávala por el
lado afilado». Cuando la tercera daga entró entre sus omóplatos, resopló y cayó con la
cara en la nieve. Nunca sintió el cuarto cuchillo. Sólo el frío…
No hay comentarios:
Publicar un comentario